El dilema de la formación
Publicado el 2025-04-19 en tecnología.
El problema
Hoy, en el sector público, los recursos de formación se reparten en su mayoría entre cursos masivos con poca tutorización (MOOCs que muchas personas realizan como un trámite sin aprender nada) y formatos tradicionales que llegan a pocas personas.
Mientras más intensivo es el acompañamiento formativo, a menos personas podemos acompañar. Pero ese no es el problema que necesitamos resolver.
En mi opinión, el objetivo de la formación es transformar el funcionamiento de la Administración.
Los cursos masivos de buena calidad consiguen despertar interés e introducir conceptos. Sin embargo, tenemos dificultad para aplicar las técnicas que nos enseñan de forma teórica. Por ejemplo, aunque entendamos la diferencia entre objetivo y tarea, seguiremos escribiendo objetivos como “Cambiar la página web” (que es una tarea).
Cuando recibimos feedback personalizado, nos sorprendemos por haber vuelto a caer en viejos hábitos, y sentimos satisfacción al superarlos. Sin embargo, dar un buen feedback requiere de los docentes mucha dedicación y cierto conocimiento de la Administración.
Muchas personas terminan los cursos muy motivadas para aplicar lo que han aprendido, pero cuando vuelven a sus unidades y dejan de recibir apoyo docente, no lo consiguen.
Por tanto, el verdadero problema es que las personas que reciben formación no consiguen aplicar de forma autónoma en sus unidades las nuevas formas de trabajar, porque los hábitos actuales están muy interiorizados. Como consecuencia, la Administración mantiene sus defectos de funcionamiento.
¿Cómo podríamos acompañar todo el tiempo a todas las unidades administrativas en la aplicación de metodologías que transformen su funcionamiento?
Una propuesta
Las soluciones que venimos intentando, como la formación de formadores o las comunidades de práctica van en la dirección correcta. Pero podríamos ir más allá. La inteligencia artificial puede aconsejar a las personas sobre cómo realizar mejor cada paso de las metodologías de innovación, gestión por objetivos o mejora de procesos. Así, se convierte en un instrumento de aprendizaje que:
- Permite reducir el contenido teórico a lo esencial e ir introduciendo los conceptos de manera práctica, mediante consejos, a medida que cada persona demuestra que está lista para aplicarlos.
- Hace factible prestar apoyo durante la aplicación real de la metodología al trabajo, ya que los mismos instrumentos que se utilizaron para aprender pueden quedar a disposición de las unidades indefinidamente.
- Libera al personal docente para centrarse en tareas de mayor valor, como adaptar las metodologías a la Administración a partir de los resultados que se van obteniendo.
Para ello, habría que integrar modelos de lenguaje en las plataformas de formación y darle las instrucciones necesarias para que proporcione en cada momento del proceso el feedback adecuado.
Si se hace bien, podría ayudarnos a resolver el problema correcto. ¿Hacemos un experimento?